domingo, 29 de março de 2009

Cuentito

Una vez se quedo Rita pensando porque amaba a Mateos. Mejor. Pensaba ella, en realidad, porque le amaba él. Porque para ella, que criticaba tanto, era difícil creer que alguien amase sin “peros”.
Bueno, así que era necesario saber, pero no sabia como preguntar. Además, pensaba ella que Mateos iba a decirle cosas graciosas, lindas, de llenar el alma, pero que no eran la verdad. No quería preguntarle. Sentía verguenza. Como si fuera señal de debilidad una pregunta como esta. Había otras razones también. La pobrecita se quedaba tanto tiempo pensando en su vida, en sus actos, en su futuro, que en la mayoría de las veces llegaba a conclusiones estúpidas, utópicas, falsas, amedrentadas. No iba a creer nadie si ella hablase de sus pensamientos sobre Mateos. “Yo sé que él no me ama... Y, bueno, se mi ama es porque es débil!”
Por eso, por tantas cosas, no quería preguntar. Pero los pensamientos son cíclicos, circulares, vuelven principalmente cuando tratamos de mantenerlos lejos de la acción que los concretiza. Toda esta duda, al contrario de lo que pueden pensar, significaba sino una busca de certeza para la decisión que ella ya había tomado. Pero tenia para si misma la duda sobre todo lo establecido, lo que iba a ser, lo que todavía era sueño... sobre todo... y eso por haber leído que los grandes dudan de todo. Le parecía conveniente parecer con ellos en algo. Ni que fuera por la duda.
Y la duda no hace tantos daños. Al menos, en última opción, le permitía imaginar situaciones y una Rita para cada una. Le permitía la creatividad, la extensión del mundo... de su mundo. Preguntó. Su orgullo no era más grande que su curiosidad. Poseía este defecto de no contener a si misma la sinceridad de sus sentimientos. Su pregunta encadenó otras que les permitieron momentos sublimes... donde si conocieron un poco más.

A veces ella hacia bien en revelarse. Pero hablaba no porque sabía ser la hora sino porque jamás, desde niña, su ser nunca pudo vivir dentro de si mismo... solo existía en la presencia avasalladora del otro.

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